jueves, 2 de mayo de 2013

Crónica Ibérica Nro. 2


Para Ani, Cami y Lu
La crónica Nro. 2 será distinta a lo que esperan, se que llega tarde, no puedo dar demasiadas justificaciones para ello. Pero, estimados amigos, sí puedo confesarles algo…esta crónica la escribo desde el fondo de mi corazón.

Tratare en los siguientes párrafos de transmitirles un poco de lo que fue la experiencia de Galicia, tierras ubicadas al noroeste de España, que limita con Portugal y el Atlántico al oeste y al este con Asturias y Castilla y León. Visite muchos lugares, rincones y recovecos que al turista tradicional a veces (lamentablemente) se le pierden. Espero que puedan adentrarse en estas líneas…Sin más prefacios, aquí vamos.

Fueron mis padres quienes siempre me dijeron que esperara, que las oportunidades acababan por llegar y que el tiempo me diría el motivo de la demora. Mi oportunidad llegó, España se me hizo, pero aquí estoy, emprendiendo aventuras que no podía siquiera imaginar y todo, porque el tiempo supo esperar…

Las causalidades (o casualidades) no son pocas, en este momento estoy escribiéndoles desde Ourense, Galicia y al pensar en esto, inmediatamente vuelvo a mi pasado “Río Gallegos”, que ahora comprendo que su nombre se inspira en la apariencia geográfica con las rías del noroeste galego.

Como dije las causalidades no son pocas, el día de la primavera último conocía a tres gallegas en Córdoba que entre choripanes y fernets me fueron anticiparon lo que sería la “experiencia española”. La vida tiene sus vueltas. Fue el destino quien quiso que cinco meses más tarde Galicia sean ellas mis anfitrionas y hagan de Galicia un lugar inolvidable.

Ani, Cami y Lu son personajes principales de esta historia, por lo tanto deben ser llamadas por sus nombres. Ellas y sus familias hicieron del viaje algo tan especial como distinto. Por un domingo no me sentí lejos de casa, me sentí acompañado, en familia. Porque eso tiene Galicia, paisajes hermosos y gente cálida.

Galicia se viste de negro y agacha la cabeza cuando se recuerdan que ciertos personajes olvidables de la historia han surgido de sus tierras. Pero muy por el contrario, sacan el pecho y muestran su orgullo cuando hablan de su lengua (galego), de sus rincones tan escondidos y de sus comidas.

No es un chiste de gallegos, no son manolo y paco. Son los paisajes de Finisterre, es la Iglesia de Santiago que se pinta en la noche, es el atardecer en el faro de la Coruña, es la Ciudad Vieja de noche con su “licorca” derriba hasta al más duro, es el Río Miño y sus ocho puentes que lo atraviesan, son los chorizos picantes de Carnota, la Playa de Noia, los restos de los poblados celtas y la imperdible costa de la muerte (costa do morte) entre otras miles de maravillas.

Mi vieja siempre me dijo que los viajes enseñan más que los libros y los autóctonos son los mejores guías que podías encontrar. A veces viajamos y sólo vemos edificios y no nos llevamos más que lo que estaba en la foto…Siempre me cuestioné si eso era viajar, si muchas veces no creemos estar en un lugar y realmente no lo estamos, porque no nos comunicamos con la gente, a los lugares lo conforman sus personas, sus costumbres, sus problemas y sus soluciones. Sobre eso mis anfitrionas no dudaron en transmitirme hasta la última gota de amor que derraman por sus tierras.

Párrafo aparte merecen algunos personajes con los que me cruce y que aportaron lo que yo llamaría la frutilla del postre. Los padres de mis amigas quienes no hicieron más que agasajarme y preocuparse de que no me faltara nada…Desde charlas de política hasta las comidas más ricas y más abundante que jamás haya visto. La comida, todavía se me hace agua la boca al pensar de los dulces de Allariz, de la carne cocinada a cocción lenta, del pulpo a la gallega, del flan casero de Loly…

Le sorprenderá al lector que no hable de Madrid, ciudad que me acoge como residente (o por lo menos lo intenta) por estos días, pero no puedo evitar reivindicar Galicia, advertirles que no se pueden perder este oasis del mundo y caería en la hipocresía si no les diría que fue uno de los mejores viajes que he realizado en mi vida.

El destino nos prepara algo, a veces nos golpea y otras nos exige más, aunque pareciera que no tenemos más para dar, pero como dijo un viejo amigo, ¡Al final hay recompensa! Mi recompensa fue volver a mi pasado “gallego”, de la mano de tres mujeres que la vida me presentó para aleccionarme que el momento es este y ningún otro.

Ani, Cami y Lu son las testigos y culpables de que en cuatro días mis ojos se hayan llenado de todo tipo de bellezas. No se olviden y perdonen que sea iterativo,  la bandera galega (blanca con una línea diagonal que cruza de izquierda a derecha) los va a recibir con los brazos abiertos y les va a dejar inscripto un poco de estas tierras en el corazón.

Desde un tren me voy despidiendo, voy volviendo a Madrid, ya es de noche y no se ve nada por la ventana, voy sonriendo un poco  pensando en que el camino y el destino de alguna forma u otra me hicieron un poco gallego.

Saludos, Juan Miguel
“Golpe a golpe, verso a verso... ” Antonio Machado"

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